Cuando pensamos en ataques digitales, podemos pensar en accesos no autorizados, phishing o denegación de servicios, que son ataques digitales mediante vulneraciones técnicas y buscan abusar del diseño de la tecnología para modificar o romper aspectos técnicos con fines maliciosos. Pero existe otro tipo de ataques, agresiones que se apoyan en la tecnología para controlar, humillar, manipular o silenciar. Ataques digitales mediante conductas humanas que implican abusar o aprovecharse del componente humano y las relaciones sociales con tal de generar un daño.

Los ataques digitales no son casuales ni aislados. A menudo combinan técnicas para amplificar el daño: por ejemplo, alguien puede extorsionar con contenido íntimo robado tras acceder a tus cuentas, o lanzar una campaña de odio en redes usando bots y suplantación de identidad.

Para quien enfrenta estos ataques, el impacto trasciende lo virtual, genera miedo, vergüenza, hipervigilancia y puede silenciarte tanto en línea como en tu vida cotidiana. Las mujeres, las juventudes, las disidencias y activistas suelen estar en el ojo de tormentas digitales más agresivas por estructuras de poder y desigualdad.

Desde SocialTIC y Protege.la creemos que es fundamental reconocer que los ataques digitales también pueden tomar forma de violencia digital. No basta con pensar en gestores de contraseñas o antivirus si las agresiones llegan a través del control, el acoso o la exposición pública en línea. Esta violencia afecta nuestras emociones, nuestros vínculos y nuestra forma de habitar Internet.

Por eso, en esta publicación queremos profundizar en qué es la violencia digital, cómo se manifiesta, a quiénes afecta con mayor fuerza y algunos recursos o recomendaciones para enfrentarla. Porque cuidarnos en el mundo digital también implica identificar, nombrar y resistir estas violencias.

Violencia Digital

Lo que entendemos por Violencia Digital o “violencia en línea” son en realidad actos de violencia cometidos, instigados o agravados por el uso de las tecnologías, plataformas de redes sociales o el correo electrónico.

Son prácticas muy diversas que a través de la vigilancia, el control o la manipulación de tu información o de tus canales de comunicación tienen como objetivo hacerte daño. 

Luchadoras, la Asociación por el Progreso de las Comunicaciones (APC) y SocialTIC elaboramos en 2017 la Tipología de Violencia Digital derivada del acompañamiento a mujeres que viven lo que llamamos violencia en línea, violencia cibernética o violencia digital que da cuenta de trece formas distintas de agresión.

1. Acceso o control no autorizado a cuentas o dispositivos.
2. Control y manipulación de la información
3. Suplantación y robo de identidad
4. Monitoreo y acecho
5. Expresiones discriminatorias
6. Acoso
7. Amenazas
8. Desprestigio
9. Extorsión
10. Difusión de información personal o íntima
11. Abuso sexual relacionado a la tecnología
12. Afectaciones a canales de expresión
13. Omisiones por parte de actores con poder regulatorio

El 85% de las mujeres que han navegado por la red han presenciado violencia en Internet. El 38% de las mujeres ha sido objetivo de la violencia en Internet.1

¿Cómo ha evolucionado la violencia digital en los últimos años, especialmente con el uso masivo de redes sociales?

La violencia digital ha crecido tanto en magnitud como en diversidad. Al principio la violencia digital se entendía como una extensión del acoso que se trasladaba al entorno virtual. Pero hoy se reconoce como una forma de violencia estructural y de género. 

Con el avance tecnológico, la violencia digital no solo se diversifica, sino que se volvió más sofisticada, anónima y masiva. Los deepfakes permiten crear videos o imágenes íntimas falsas que comprometen la reputación de las personas.

Además, aparecen nuevas formas de agresión como el grooming en espacios de juego online, el doxing que es exponer datos personales con la finalidad de amenazar, intimidar o provocar ataques a la persona afectada y la proliferación de bots que lanzan campañas de odio contra personas usuarias con alta exposición en los entornos digitales.

De acuerdo con el INEGI, el ciberacoso afecta a alrededor de 9.4 millones de mujeres en México y las mujeres entre 18 y 30 años son las más atacadas en los espacios digitales.2

¿Qué impacto tiene la violencia digital en la salud mental y emocional de las víctimas?

La violencia digital no se queda en el entorno virtual: atraviesa la vida cotidiana de quienes la sufren, con efectos profundos en su salud mental y emocional.

Las personas que la viven suelen experimentar un estado de hipervigilancia constante: revisan obsesivamente sus redes sociales, temen ser observadas o expuestas nuevamente, y muchas desarrollan un rechazo generalizado hacia el entorno digital. En casos de difusión no consentida de contenido íntimo, es común que las personas sientan vergüenza, culpa o miedo a no ser creídas.

Este tipo de violencia puede llevar al aislamiento social: algunas personas optan por abandonar redes, cambiar de número, cerrar proyectos públicos o incluso limitar su vida social fuera de internet.

Según UNICEF, niñas, niños y adolescencias expuestas a estas formas de agresión pueden llegar a normalizar la violencia como parte del uso cotidiano de las plataformas digitales. Además, la violencia en línea tiene un impacto acumulativo en la autoestima, genera ansiedad, trastornos del sueño y puede llegar a desencadenar cuadros depresivos o ideaciones suicidas, especialmente cuando no se cuenta con redes de apoyo.3

La violencia digital no es un daño menor ni abstracto: es real, es estructural, y deja marcas emocionales profundas.

Frente a estos impactos, es importante recordar que no estás sola. Existen estrategias y redes de acompañamiento que pueden ayudarte a transitar, resistir y sanar. Te recomendamos explorar recursos como “Mantén la calma en tiempos de crisis: Auto apoyo y resistencia” de Vita Activa y la guía “En la red no navegas sola” de Cultivando Género A.C pensados para acompañarte en momentos difíciles.

Portada de la Guía de resistencia digital entre amigas: En la red no navegas sola, publicada por Cultivando Género (Agosto 2021)

¿A quiénes afecta más esta violencia?

La violencia digital afecta a muchas personas, pero no de forma igual. Hay grupos que la viven con mayor frecuencia e intensidad debido a su posición en sistemas de desigualdad.

Es una extensión del machismo sistémico e histórico que las mujeres hemos vivido en México, y que ahora sucede a través de las tecnologías.4

Mujeres adultas

Las mujeres son el grupo más atacado en entornos digitales, especialmente cuando son visibles, expresan opiniones o defienden causas. Y las cifras aumentan cuando se trata de violencia sexual digital.

¿Por qué?

  • La violencia digital reproduce la violencia de género: control, castigo, silenciamiento o sexualización.
  • Se usa para vigilar, castigar o avergonzar a quienes se salen de lo “esperado”: mujeres que opinan, politizan, se expresan sexualmente o denuncian violencias.
  • Muchas agresiones buscan callar su voz: cuando una mujer habla de feminismo, derechos o política, aumentan los ataques.
  • La difusión de imágenes íntimas sin consentimiento es usada como forma de coerción para amenazar, extorsionar o forzar.

Ejemplos

  • Difusión de contenido íntimo no consentido (porno-venganza).
  • Campañas de odio y hostigamiento masivo (sobre todo en mujeres periodistas, activistas, políticas).
  • Acoso persistente, amenazas sexuales o insultos machistas.

Frente a estas violencias, es clave fortalecer el cuidado colectivo y construir estrategias que nos devuelvan el control sobre nuestros espacios digitales. Para eso, te recomendamos tres recursos útiles:

  • Autocuidado Feminista de Pilara Magazine, con reflexiones y herramientas desde una mirada feminista del cuidado.
  • Hacks de Vida, una guía de Estrella Soria y Luisa Ortiz Pérez, con consejos prácticos para acompañar y atender a personas que enfrentan violencias de género en línea en América Latina.
  • Data Detox, una serie de ajustes sencillos para sentirte más segura en línea, especialmente desde tu celular.
Alt text: Portada Hacks de Vida, consejos prácticos para la atención a personas que enfrentan violencias de género en línea en América Latina. Escrita por Estrella Soria y Luisa Ortiz Pérez

Infancias y adolescencias

Este grupo está cada vez más conectado, pero con menos herramientas para reconocer o denunciar agresiones digitales.

¿Por qué?

  • Son usuarias intensivas de redes como TikTok, Instagram, YouTube o videojuegos.
  • Hay una hipersexualización de sus cuerpos en redes desde edades muy tempranas.
  • Muchas veces no se les cree o se les culpa cuando denuncian (revictimización).

Riesgos presentes (Ejemplos)

  • Grooming (acoso sexual por parte de adultos).
  • Difusión de fotos íntimas por novios o compañeros.
  • Acoso escolar digital (bullying, humillación pública en chats o grupos).

Para madres, padres, docentes y personas cuidadoras que buscan herramientas prácticas y reflexivas para ese acompañamiento, recomendamos los siguientes recursos:

  • Mamás y papás en lo virtual, de Cultivando Género A.C.: una guía para fortalecer la comunicación y el acompañamiento en el uso de redes, videojuegos y plataformas digitales.
  • Surfea la Web Segura, también de Cultivando Género A.C.: un manual con técnicas didácticas y de alfabetización digital dirigido a personas adultas que acompañan a niñas, niños y adolescentes.
  • Te queremos, te acompañamos y te protegemos: una guía práctica para madres, padres y docentes con enfoques de prevención y respuesta ante la violencia digital.

 

Acompañar es más efectivo que vigilar. Navegar con ellas y ellos, desde la confianza y el cuidado, puede marcar la diferencia.

Personas LGBTQ+

Al igual que en el mundo físico, la dinámica de poder influye en la forma en que las personas se relacionan en Internet. Algunas personas usan Internet para propagar odio, misoginia, homofobia, bifobia y transfobia.5

¿Por qué?

  • El internet se vuelve un espacio hostil para quienes expresan su orientación o identidad de género.
  • La violencia se enfoca en “corregir” su forma de ser o en silenciar su visibilidad.

Ejemplos

  • Amenazas de outing (exposición no consentida).
  • Burlas, comentarios transfóbicos y discursos de odio.
  • Creación de perfiles falsos o difusión de imágenes manipuladas.

Frente a estas violencias, es clave contar con herramientas que fortalezcan nuestra seguridad digital y emocional. Te recomendamos estos recursos pensados desde y para comunidades LGBTQ+:

Alt text: Portada de la Guía Más tap, menos vigilancia. Cuida tu privacidad en apps de citas (protege.la 2025)

¿En qué plataformas o redes se presenta con mayor frecuencia la violencia digital?

La violencia digital puede ocurrir en cualquier espacio virtual, pero se presenta con mayor frecuencia en las plataformas que usamos a diario.

Facebook

Es una de las plataformas más utilizadas en México y América Latina, y por eso también es una de las principales donde ocurren agresiones.

  • Acoso directo por mensajes (inbox), comentarios o publicaciones públicas.
  • Difusión de contenido íntimo sin consentimiento, a través de perfiles falsos o grupos cerrados.
  • Suplantación de identidad: crean perfiles con fotos robadas para extorsionar o difamar.
  • Moderación limitada, especialmente en contextos de género.

WhatsApp/Telegram

Aunque se perciben como apps privadas, son espacios frecuentes de violencia interpersonal.

  • Circulación de contenido íntimo sin consentimiento entre grupos.
  • Grupos escolares o laborales usados para hostigar o excluir a personas.
  • Acoso o chantaje directo por mensajes.
  • Dificultad para rastrear o denunciar ya que no deja pruebas públicas, lo que complica la defensa.

TikTok e Instagram

Estas plataformas por su formato basado en imágenes y videos que son muy populares entre adolescentes y personas jóvenes, también concentran agresiones.

  • Comentarios sexuales, misóginos o transfobicos en videos o fotos.
  • Uso de imágenes sin consentimiento para burlas, edits o contenido sexualizado.
  • Shaming (avergonzar públicamente) por la forma de vestir, bailar, hablar o expresarse.
  • Menores de edad expuestos a grooming y manipulación de adultos.

X/Twitter

Debido a su estructura pública y alta exposición.

  • Es un lugar común para campañas de odio, acoso masivo, amenazas y doxxing (filtrar datos personales).
  • Muchas veces, las agresiones se organizan en redes de cuentas falsas (bots o trolls).
  • Ha sido usado para silenciar voces de mujeres periodistas, activistas o funcionarias.

Donde hay más personas usuarias, más interacción y menos regulación, hay más riesgo.

Por eso, la responsabilidad también recae en las empresas tecnológicas, que deben aplicar políticas de protección real y efectiva.

Para protegerte en estas plataformas, es importante revisar y ajustar tu configuración de seguridad y privacidad. Aquí te dejamos algunas guías prácticas de Protege.la:

¿Qué leyes existen actualmente en México para prevenir y sancionar la violencia digital?

En México, los avances legales en materia de violencia digital han sido producto de la lucha de mujeres y colectivas feministas, que han visibilizado esta forma de violencia como una expresión más de la violencia de género. Aunque aún hay retos, actualmente existen mecanismos legales que permiten denunciar y sancionar ciertos tipos de violencia en línea.

Entre las leyes podemos mencionar.

La Ley Olimpia que surge a raíz de la difusión de un video de contenido sexual no autorizado de una mujer en el estado de Puebla; derivado de ello se impulsó una iniciativa para reformar el Código Penal de dicha entidad y tipificar tales conductas como violación a la intimidad. Entró en vigor desde la reforma federal de junio 2021 y en 29 entidades, tipifica como delito la difusión sin consentimiento de contenido íntimo. Tiene sanciones entre 3 y 6 años de prisión más multas.6

La Ley Ingrid surge a raíz de la difusión indebida en redes sociales y medios de comunicación de las imágenes de un feminicidio ocurrido en la Ciudad de México el 9 de febrero de 2020. Penaliza a servidores públicos que difunden imágenes de víctimas, incluyendo feminicidios con pena de 4 a 10 años.7

Y la Ley General de Protección de Datos puede utilizarse ante la difusión de materiales íntimos o datos sin autorización.

Sin embargo, aún falta garantizar su implementación efectiva, sensibilización institucional y regulación de plataformas para que las víctimas realmente encuentren justicia y protección.

¿Qué está pasando con el sistema de justicia?

Aunque en México existen leyes que reconocen y sancionan la violencia digital, en la práctica el acceso a la justicia sigue siendo una deuda pendiente. Los mecanismos existen, pero no son accesibles, ágiles ni confiables para la mayoría de las personas que enfrentan este tipo de violencia.

Entre enero de 2022 y mayo de 2023, se presentaron 2,515 casos de violencia digital ante la CONAVIM, según datos del Gobierno de México.8 Sin embargo, el número de sentencias firmes sigue siendo mínimo. En la Ciudad de México, solo se reportaron cinco sentencias por delitos contra la intimidad sexual bajo el marco de la Ley Olimpia entre 2020 y 2023.9

Además, la Fiscalía de Justicia Penal para Adolescentes ha recibido 21 denuncias relacionadas con violencia digital, pero solo una ha llegado a proceso judicial.10 Estos datos evidencian un sistema que aún no responde de manera efectiva ni proporcional a la magnitud del problema.

Barreras

  • Impunidad: menos del 5 % de las denuncias se judicializan; pocas llegan a condena .
  • Falta de seguimiento: las investigaciones se quedan en carpetas.
  • Autoridades sin perspectiva de género.
  • Revictimización: se estigmatiza a la víctima, se desestiman evidencias digitales o se reclama demostrar daño.
  • Baja judicialización: muy pocas sentencias.
  • Personas afectadas sin acompañamiento: seguimiento, apoyo psicológico y legal insuficiente.

Las personas que enfrentan violencia digital en México se encuentran con múltiples barreras al buscar justicia. La impunidad es alarmante, un bajo porcentaje de las denuncias se judicializan y muy pocas llegan a sentencia.11 Muchas investigaciones carecen de seguimiento y permanecen estancadas en carpetas sin resolución. A esto se suma la falta de perspectiva de género en las autoridades encargadas de investigar y juzgar, lo que contribuye a la revictimización: las víctimas son estigmatizadas, se minimizan sus denuncias, se desestiman pruebas digitales o se les exige demostrar que el daño fue “suficiente”.

En el informe Justicia en trámite. El limbo de las investigaciones sobre violencia digital en México de Luchadoras, se documenta que de las 2,143 carpetas de investigación registradas en 18 estados por la difusión no consentida de imágenes íntimas, aproximadamente el 83 % permanecían en trámite sin avanzar hacia una vinculación o sentencia

La baja judicialización refleja un sistema que aún no prioriza este tipo de violencia, y quienes denuncian lo hacen muchas veces sin acompañamiento integral, sin acceso a apoyo legal, psicológico o institucional adecuado.

La violencia digital es una forma de violencia de género que exige respuestas institucionales adecuadas, con enfoque en derechos humanos, género y tecnologías. Hoy, las personas que la viven se enfrentan a un sistema lento, desinformado y muchas veces hostil, lo que impide que accedan a justicia, reparación y garantías de no repetición.

Ley Olimpia

Nombrada por Olimpia Coral Melo, quien inspiró la iniciativa tras vivir difusión no consentida de un video íntimo.

Ha permitido tipificar y sancionar la violencia digital, no solo imagen explícita, sino cualquier agresión que vulnere la intimidad, privacidad o dignidad.

Es un conjunto de reformas a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y al Código Penal Federal, que buscan reconocer la violencia digital y sancionar los delitos que violen la intimidad sexual de las personas a través de medios digitales, también conocida como ciberviolencia.

Desde su entrada en vigor:

  • Ha facilitado más herramientas legales y órdenes de eliminación inmediata de contenido.
  • Ha desatado un debate público sobre violencia de género digital.
  • Ha servido como modelo para otras legislaciones en América Latina

Aunque la Ley Olimpia ha sido un avance importante para visibilizar y sancionar la violencia digital, no está exenta de fallas que afectan a las víctimas en la práctica. El informe Un balance de la Ley Olimpia en CDMX, elaborado por Luchadoras destaca varias fallas estructurales que limitan su efectividad real.12

Uno de los principales problemas es que la ley se enfoca en castigar, pero no garantiza una reparación real del daño. Muchas víctimas no reciben apoyo psicológico, acompañamiento legal o ayuda para recuperar su estabilidad emocional. El castigo por sí solo no repara todo lo que implica vivir este tipo de violencia.

También hay problemas con cómo está escrita la ley. Algunos términos son vagos o poco claros, lo que deja margen para que las autoridades interpreten de forma arbitraria qué sí y qué no se considera delito. Esto puede hacer que muchas denuncias no prosperen o sean rechazadas. Además, la carga de la prueba recae en la víctima, quien debe demostrar que el contenido fue difundido sin su consentimiento y que la persona agresora sabía que estaba cometiendo un delito, lo cual es difícil y revictimizante.

Otro punto crítico es la regulación del delito de extorsión. Solo se castiga si hay un beneficio económico, dejando fuera muchos casos donde el agresor busca otras cosas, como más imágenes íntimas o favores sexuales. Esto invisibiliza formas de chantaje muy comunes en contextos de violencia digital.

En cuanto a las órdenes de protección, como el retiro de contenido íntimo, solo se aplican si hay una denuncia penal previa, lo cual limita el acceso a protección a quienes no desean iniciar un proceso legal por miedo, desgaste o falta de confianza en las instituciones. Además, estas medidas no siempre se cumplen, especialmente cuando las plataformas están basadas en otros países.

Finalmente, la ley no establece mecanismos alternativos a la vía penal ni garantiza que las autoridades actúen con perspectiva de género. Las víctimas continúan enfrentando revictimización, indiferencia y estigmatización al momento de denunciar.

Hacia una justicia que escuche, repare y transforme

En conclusión la violencia digital no es un fenómeno nuevo ni aislado. Es una extensión de las violencias estructurales que vivimos las mujeres y otras identidades vulneradas, ahora a través de tecnologías que muchas veces carecen de regulación efectiva y sensibilidad humana. Aunque leyes como la Ley Olimpia representan avances importantes, no son suficientes si no se aplican con justicia, con enfoque de derechos y con compromiso real de las instituciones.

Exigimos mecanismos que garanticen reparación del daño, protección inmediata y acompañamiento integral. Necesitamos que las personas que viven estas violencias no sean revictimizadas en ministerios públicos ni en juzgados, que las plataformas digitales asuman su responsabilidad, y que existan vías efectivas para retirar contenido íntimo sin que la denuncia penal sea la única opción.

La justicia que queremos no se basa solo en sancionar, sino en sanar, proteger, reparar y prevenir. Una justicia feminista y digital debe poner al centro las voces, necesidades y tiempos de las víctimas, con protocolos claros, personal capacitado y recursos públicos asignados.

Porque nuestro derecho a habitar internet segures y libres de violencia no puede depender de un proceso lento, opaco o inalcanzable. Queremos vivir en un entorno digital donde podamos expresarnos, informarnos, crear comunidad y ejercer nuestra sexualidad sin miedo.

  1. Economist Intelligence Unit. (2021). Midiendo la prevalencia de la violencia en línea contra las mujeres
  2. ONU‑Mujeres México. (2020, diciembre). Violencia digital: Fact sheet [PDF].
  3. Amnistía Internacional. Violencia en Internet.
  4. Luchadoras MX. Justicia en trámite: El limbo de las investigaciones sobre violencia digital en México.
  5. Amnistía Internacional. Violencia en Internet.
  6. Gobierno de México. “Ley Olimpia.”
  7. Gobierno de México. “Ley Ingrid.”
  8. Datos oficiales de la CONAVIM sobre violencia digital entre enero 2022 y mayo 2023.
  9. Informe de El Universal que reporta cinco sentencias firmes en CDMX por delitos contra la intimidad sexual (Ley Olimpia).
  10. Informe de El Universal que reporta cinco sentencias firmes en CDMX por delitos contra la intimidad sexual (Ley Olimpia).
  11. Luchadoras. (2020). Justicia en trámite. El limbo de las investigaciones sobre violencia digital en México, donde se indica que “más del 80 % de las carpetas de investigación no han sido judicializadas”.
  12. Gómez, F. (2019). Un balance de la Ley Olimpia en CDMX. Luchadoras MX.
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